Para empezar resulta necesario definir el concepto de “Ética de la información” o EI, ya que es nuestro punto de partida. Se define entonces la EI como el campo que investiga las ediciones éticas que se presentan del desarrollo y del uso de las tecnologías de información. Proporciona un marco crítico para considerar ediciones morales referentes a informativo aislamiento, agencia moral, las nuevas ediciones ambientales, problemas que se presentan a partir del ciclo vital de la información.
Al mismo tiempo que la EI, las Tecnologías de la Información y Comunicación juegan un papel importante en el análisis de este autor, ya que ofrecen grandes oportunidades para lograr vencer obstáculos que hasta hace algún tiempo existían en la vida del hombre, han sido capaces de crear cambios políticos, sociales, culturales, económicos, educativos, relacionados al medio ambiente, entre muchos otros, llevando la información como conocimiento a todos lados sin fronteras.
En el mundo actual existe una gran cantidad y variedad de problemas, que hasta se puede afirmar que se han salido ya de nuestras manos, lo que antes era más sencillo resolver ahora se vuelve más complejo dadas las situaciones globales que se presentan en todas partes. Por ello Floridi en su obra “Ética de la Información: su naturaleza y alcance”, hace una propuesta de reflexión sobre ¿cómo resolver el problema?, es decir, ¿dónde encontrar la fuente de solución? a los problemas que se generan no con el uso sino con el abuso de estas tecnologías "Infoética". Ejemplos de ello, son la agresividad, la insensibilidad, el maltrato, el egoísmo, la crueldad, etc. que no se dan sólo en el mundo virtual sino también en el real. Asegura Floridi que todo esto nos lleva a encontrarnos ante un cúmulo de problemas donde al no existir una ética que los unifique, sólo hay éticas parciales, donde se generan simplemente normas por cumplir y una serie de prohibiciones, que al final no es lo que se busca.
Debido a ello, afirma que los agentes cuentan con pensamientos que los ayudan a seguir la línea que desde su perspectiva les parece más adecuada, que estos agentes morales se encuentran en la disposición de utilizar la información como recurso, para producir así más información que se usa como producto, con el que interviene en su entorno informacional como un objetivo. Establecido de esta forma la Ética de la Información se ha venido definiendo como el estudio de las cuestiones morales suscitadas por alguna de estas tres dimensiones de la información Recurso-Producto-Objetivo.
Ya Sócrates decía que “Un agente bien informado tendrá más posibilidades de actuar correctamente”, ya que al no contar con la información adecuada es posible cometer errores graves donde los agentes morales son perdonados si demuestran que poseían información insuficiente. Por el otro lado la regla Más es mejor, no es siempre la más adecuada, porque en ocasiones resulta peligroso estar tan informado. La EI se da como el estudio de las cuestiones morales suscitadas por los conceptos de disponibilidad, accesibilidad y precisión de los recursos informacionales
De igual manera la EI se presenta como producto en temas como la imputabilidad, la responsabilidad, la legislación sobre la calumnia, el testimonio, el plagio, la publicidad, la propaganda, la desinformación, etc. Un ejemplo representativo fue el caso del caballo de Troya, en el que el manejo ineficaz de los productos informacionales fue capaz de generar consecuencias trágicas. Al mismo tiempo la EI como objetivo incluye temas como la seguridad, el vandalismo, la piratería, la propiedad intelectual, el código abierto, la libertad de expresión, la censura, los filtros y el control de contenidos. Por ejemplo el caso de una persona que viola la privacidad de otra invadiendo su espacio, los fines u objetivos que tenga esa persona para cruzar esa línea de respeto al final no la salvan, ya que la acción es la misma y no se justifica.
El uso de las TIC nos hace reflexionar sobre cómo nos posicionamos éticamente frente a ellas, si somos capaces de respetar esa ética o no somos capaces de respetarnos a nosotros ni a los demás. Estas tecnologías aún no forman parte de la ética del medio ambiente, donde su preocupación se da por la ecología y principalmente por la mejora y el bienestar de la Infosfera.
Los agentes morales tienen la capacidad de decisión, además de que son responsables de la información que poseen, así como la forma y los fines para los que utilizan la misma. Aquí encontramos que los agentes dada su libertad de expresión pueden caer en contenidos no adecuados que al final de cuentas son moralmente cuestionados. Por ello Floridi asegura que el modelo existente no cubre estas características por su falta de inclusión, la perspectiva microética presenta un modelo (recurso- producto-objetivo) tan simple que es insuficiente al no clarificar cualquier problema que se presente. Afirmando entonces que más bien, deberíamos explotar la utilidad de tal esquema con la intención de superarlo más adelante mediante una perspectiva de más alcance que propondría la EI como una Macroética (marco general) susceptible de aplicación dejando atrás la microética. Esta Macroética debe analizar todos los puntos de vista informacionales y a todas las entidades que se encuentran involucradas, ocupándose así de todo el ámbito real.
Los sujetos pasan a ser pacientes y no sólo lo son ellos sino cualquier forma de vida por el simple hecho de ser. Estos pacientes dada la información con la que cuentan constituyen niveles de abstracción, donde sus fuentes de información juegan el papel de sistemas y al obtener resultados mediante análisis se llega a la construcción de modelos de esos mismos sistemas. Algunos agentes tienen información que va más allá de la que tienen otros del sistema, eso no es del todo grave, siempre y cuando el agente la utilice de manera adecuada, desempeñando así un papel fundamental estos modelos en el campo de la ética.
Estos modelos arrojan como resultado objetos y procesos con carácter informacional, donde figuran personajes como el agente moral definido por Floridi como un sistema en transición, interactivo, autónomo y adaptativo que puede ejecutar acciones susceptibles de calificación moral y por el otro lado los agentes artificiales que no pueden ser morales puesto que no son moralmente responsables de sus acciones, ya que considerarlos responsables sería cometer un error conceptual. Un agente cualquiera puede ser agente moral, sólo si puede ser juzgado de lo contrario no podría serlo. Como ejemplo encontramos el perro héroe que menciona Floridi. Por ello, en ocasiones la fuente moral del bien o del mal puede encontrarse en algo que no sea ni un individuo ni un grupo de seres humanos sino agentes artificiales. No sólo unos u otros, todos somos responsables de producir tanto el bien como el mal desde una perspectiva moral
De acuerdo con Naess (1973) “todas las cosas que están en la biosfera tienen igual derecho a vivir y a prosperar”. La naturaleza de un paciente moral debe ser tomada en consideración por el agente moral al ofrecerle un respeto, ya que en términos metafísicos, la EI mantiene que todos los aspectos e instancias del ser se merecen alguna forma de respeto, por muy mínima y relativa que sea, por ejemplo la importancia del ciberespacio como paciente moral como medio de comunicación entre los agentes morales y las tecnologías. Por ello lo que está en la infosfera es informacional y lo que no está en ella no puede existir.
Una perspectiva ecopoiética reconoce nuestras responsabilidades hacia el medioambiente como creadores, administradores o supervisores, y no sólo como sus virtuosos usuarios y consumidores. De ahí la importancia de la ecopoiesis donde el Homo poieticus busca la construcción moral de la información del entorno enfocándose primordialmente en la orientación ecológica, dejando atrás la entropía y evitando el empobrecimiento, promoviendo de esta manera la prosperidad de toda la Infosfera.
Por todo lo mencionado con aterioridad llego a la conclusión de que la postura de Floridi afirma que todos somos “Objetos Informacionales”, incluyendo a todos los seres vivos y no sólo a los humanos, además que debemos buscar dentro de los mismos entes no afuera, todo se encuentra en el interior, de ahí retomamos lo moralmente correcto o lo incorrecto como parte de nuestras responsabilidades de agentes morales. Debemos recurrir a la bondad de los medios en los procesos de la naturaleza ética como camino para actuar bajo los principios de ese modelo de Macroética como el que propone Floridi, buscando una solución metafísica para encontrar la solución de las cosas, de la fuente generadora del problema. Aprovechando que la Ética de la Información está basada en una filosofía laica y que la administración responsable del mundo recae sólo en las manos y acciones del Homo poieticus, quien debe considerar que la EI no se opone a las acciones que dañen el mundo sino a que quiera tapar el sol con un dedo e ignore las consecuencias fatales que provocan esas transformaciones tan radicales en la infosfera, todo es cuestión de reflexionar sobre la responsabilidad de cada uno como agentes morales y actuar como creadores de mejoras subsanando las acciones moralmente incorrectas que hemos cometido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario